viernes, 22 de junio de 2007

El no polaco

Polonia dice y dirá no a todo acuerdo dentro de la Unión Europea. No porque se oponga, sino porque quieren utilizar su capacidad de veto para renegociar sus condiciones de adhesión a la Unión Europea. No se trata de una intuición mía, sino de un conocimiento de primera mano. Me lo dijo en Ankara, en junio de 2001, un representante de la entonces Oficina polaca del Comité para la Integración Europea, durante una reunión en la METU con los países candidatos para tratar sobre el proceso de integración. Sus palabras fueron: “Nuestro objetivo es entrar en la UE cuanto antes y a cualquier precio. Una vez dentro ya renegociaremos las condiciones de adhesión utilizando el veto, como hicisteis los españoles”.

Es preciso descartar el requisito de unanimidad cuanto antes o la UE no irá a ninguna parte.

La solución de un minitratado, si se consigue, sin ser la mejor solución, no es mala. Yo mismo se la propuse hace un año a D. Joaquín Almunia en un encuentro en el Colegio de Economistas, creo que lo recordará. Pero antes habría que aprovechar el empuje del nuevo presidente francés y, antes de que se pueda quemar políticamente y con el apoyo decidido de la oposición, hacer un nuevo referéndum de ratificación del tratado en Francia. Evitando que la ratificación del Tratado Constitucional no se vuelva a convertir en un plebiscito contra el gobierno. Cosa que ocurrió en el referéndum anterior.

Para ello, será preciso explicar bien y en pocas palabras el contenido y los objetivos del tratado, cosa que no se ha hecho en ningún país. Habría que dejar claro que lo que el Tratado Constitucional propone, principalmente, es:

-Simplificar la legislación comunitaria, reemplazando los múltiples tratados existentes por uno solo. Una tarea análoga a la hazaña de Alonso Martínez integrando la legislación española en un único Código Civil. Durante años estuvo trabajando en ello el Instituto Europeo de Bolonia y fue un tema que les supuso muchas horas a los miembros de la Convención que redactó la propuesta de Constitución.

-Simplificar las instituciones europeas. La primitiva asociación de países que constituyó el entonces Mercado Común se diseñó para seis miembros. Las instituciones ya funcionaban deficientemente con quince miembros y, como se está viendo, están anquilosadas tras las dos últimas ampliaciones.

-Simplificar los procedimientos. El tratado Constitucional, por ejemplo, reduce las leyes a dos tipos: Leyes marco y leyes europeas.

-Se introduce una mayor democratización de las instituciones, con más poderes para el Parlamento Europeo, representante directo de los ciudadanos. El propio procedimiento de ratificación es una apertura a la participación popular, algo de lo que se carece en los tratados intergubernamentales.

-Se potencia la identidad jurídica de la Unión Europea: Recordemos que el primer artículo de la Constitución comienza por crear la Unión Europea.

-Se potencia el peso internacional de la Unión Europea y la unidad de acción. Una de las más frecuentes quejas ciudadanas es cuestionar el por qué no actúa la Unión Europea como un bloque en cuestiones como la guerra de Irak o el problema palestino. La respuesta es que la Unión Europea carece de poder para hacerlo. Los nuevos cargos de Ministro de Asuntos Exteriores y de Presidente permanente y en exclusiva de la Unión Europea (los actuales presidentes, además de ser transitorios y efímeros, tienen que simultanear el cargo con el de Jefe de Estado de su país) permitirían una mayor eficacia en lograr los objetivos comunitarios en política internacional y una mayor presencia en el mundo.

-Se simplifica el procedimiento de decisión. Entre otras cosas, se elimina el paralizante corsé de la unanimidad en la toma de decisiones por el Consejo.

-Se reconocen una serie de derechos de los cuídanos europeos a lo largo y ancho de la Unión. Muchos de esos derechos hoy no existen y cuando existen son válidos en el interior de cada país, pero no en el conjunto del continente. El famoso Habeas Corpus británico no tiene porque serle válido a un ciudadano de ese país fuera del Reino.

Y eso es en esencia lo que implica el Tratado Constitucional. No consigo entender que tiene para que sea rechazado.

Tanto si se logra la ratificación francesa como si no (si se hacen las cosas bien, tiene que lograrse su aprobación y por amplia mayoría) queda otro camino a seguir como alternativa al minitratado:

-Crear una Unión Europea con los países que han ratificado.

-Dar un plazo para que los demás puedan ratificar.

-Hacer tratados bilaterales de asociación entre la Unión Europea y los países que no ratificasen el tratado.

-Dejar fuera de la Unión a quienes ni ratifiquen ni firmen un tratado de adhesión.

Dejando siempre abierta la puerta a quienes pudiesen ratificar más adelante.

Por Carlos del Ama
Dr. en Relaciones Internacionales
Miembro del Grupo de Contacto Académico de la Convención
Autor del libro: Hacia un nuevo orden mundial

http://www.authorhouse.com/BookStore/ItemDetail.aspx?bookid=45560

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