domingo, 24 de junio de 2007

Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea

Ante todo, hemos de felicitarnos por haberse conseguido un acuerdo que nos saque del impás institucional y operativo en el que los referenda fallidos nos habían situado. El nuevo tratado tiene mucho de lo bueno que se recogía en la fallida Constitución y alguna novedad interesante:

-Se establece la identidad jurídica de la Unión Europea.

-Se margina la lacra de las decisiones por unanimidad a casos muy reducidos.

-Se crea la figura de Presidente permanente con dedicación en exclusiva y por un periodo renovable de dos años y medio.

-Se crea la figura de Alto Representante con participación en el Consejo y en la Comisión.

-Se elimina el requisito de tener un Comisionado[1] por cada país miembro.

-Se les da un papel a los parlamentos nacionales para que puedan contribuir a la legislación europea.

-Se establecen los cimientos de una política energética común.

-Se abren las puertas a futuras ampliaciones.

-Se regula la salida de miembros que deseen abandonar la Unión.

-Se reconoce la carta de derechos de los ciudadanos.

Lamentablemente se han quedado en la cuneta retazos importantes de la abortada constitución y se ha perdido la ocasión de aportar elementos positivos nuevos.

Así:

-Hasta 2017 seguiremos padeciendo el NO polaco. La expresión “no polaco” debiera pasar al lenguaje popular para significar la negativa sistemática a cualquier propuesta. Se opusieron a la ley de patentes de software, a la reducción del IVA, al importante acuerdo con Rusia, al nuevo tratado que comentamos,... y seguirán haciéndoselo difícil al resto de los europeos.

-Al dejar que los países miembros puedan dictar su propia política exterior al margen de la europea, se ha perdido la ocasión de que Europa pudiese actuar en política exterior con una voz y una única voluntad. Se desatiende con ello uno de los anhelos más extendidos entre los ciudadanos europeos: el de que Europa actúe en el mundo con unidad y eficacia, evitando escándalos de enfrentamientos en política exterior como los que se produjeron con motivo de la guerra de Irak. Ahora tendremos una voz más potente y mejor documentada, pero seguiremos con 27 gargantas cacareando.

-Se pierde la ocasión de racionalizar aún más la estructura de la Comisión, limitando el número de comisionados a 15, mejor todavía seria dejarlos en 12, con independencia del número de países miembros y olvidándose de nacionalidades. Los estados ya están representados en el Consejo. Si la Unión Europea es una Unión de estados y ciudadanos, dejemos que los primeros estén representados en el Consejo, los segundos en el Parlamento y que la Comisión represente a la Unión olvidándonos de nacionalidades.

-Se podría extender el ejemplo del Alto Representante a otras funciones comunitarias, especialmente a los famosos tres pilares, creando tres Altos Representantes de economía, de seguridad y de justicia que también formen parte del Consejo y sean comisionados de oficio.

-Además de potenciar la política energética común, habría que establecer una política hidráulica y del medioambiente común. No olvidemos que el agua potable va a ser el recurso más escaso en el mundo. Dan pena ver las inundaciones del norte y centro de Europa y las sequías del sur.

-La Agencia Europea de Defensa es urgente que esté operativa cuanto antes. Hay que acelerar los estándares comunes e instrumentar una política común de investigación armamentista, enseñanza militar, reclutamiento y formación de la tropa y cuadros de mando conjuntos. ¿No debieran poder ser utilizados los obuses polacos en cañones italianos? Es un ejemplo.

-Habría que poder expulsar de la Unión a un país miembro por acuerdo unánime de los demás miembros.

-Habría que hacer de éste un Tratado Refundido, que, como pretendía hacer la Constitución, no añada nuevos artículos a los anteriores tratados, sino que los resuma, consolide, perfeccione y reemplace.

-Hemos de lamentar, por último, la desaparición de todo tipo de símbolos y términos de carácter supranacional.

Esperemos que la CGI tenga ocasión de incorporar alguna mejora en lo que ya tenemos y el futuro nos depare renovadas ocasiones de seguir mejorando la Unión.
La reflexión sobre Europa no ha terminado.
[1] El nombre castellano de los miembros de la Comisión debiera ser el de Comisionado, que es lo que son, y no el de comisario. Se trata de una comisión y no una comisaría.

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