jueves, 2 de diciembre de 2010

Por el buen camino

Dignas y justan son las medidas anunciadas por el Gobierno para contrarrestar la crisis, pero sobre todo, son económicamente acertadas. Resultaba kafkaiano que cualquier interlocutor, fuese taxista, portero, vendedor de periódicos o abogado, tuviese las ideas más claras que el Gobierno sobre lo que procedía hacer en materia económica para salir de la crisis.

Afortunadamente, siguiendo la trayectoria emprendida con las medidas del plan de austeridad de Davos, la reforma laboral de febrero y el paquete de mayo tras la reunión del ECOFIN, parece que el Gobierno no solo ha tomado nota de la calle y de sus socios comunitarios, sino que toma la delantera y se anticipa con nuevas medidas, todas ellas en la buena dirección, y repara injusticias pendientes, como la obligatoriedad de contribuir a los gastos de las Cámaras de Comercio como impuesto obligatorio, recaudado por los servicios de la Hacienda Pública, de empresas que no recibían ningún servicio de las Cámaras, e incluso algunas eran competidoras de ellas en algún aspecto, pues, por ejemplo, daban cursos a ejecutivos compitiendo con los de las Cámaras.

Muy acertado, en las circunstancias en las que estamos, privatizar empresas públicas para amortizar deuda. Dedicar los fondos de las privatizaciones a más gastos hubiese sido nefasto, pero la amortización de deuda debe ser la prioridad de toda privatización y así se hace en las medidas tomadas. Entre el paro y la deuda, hay que dar prioridad al estímulo de la economía para generar empleo, pero, al haberse deteriorado la deuda a niveles donde resulta casi imposible renovarla, solo queda refinanciarla con privatizaciones.

Acertadas también las rebajas fiscales a las PYMES. No vendría de más eliminar el pago anticipado del IVA de las facturas pendientes de cobro, máxime, cuando muchas de esas facturas terminan en fallidos. No ya por las positivas repercusiones en la liquidez de las PYMES (y de las grandes), sino por lo injusto del procedimiento.

El acierto al facilitar los tramites para crear empresas es tan evidente que no precisa comentario. Serán los parados más emprendedores quienes más se beneficiaran de esta mediada. Conozco personalmente a más de uno que, con el dinero de la indemnización de su despido, está pensando en montar su propia empresa y se desespera. Por cierto, esperemos que la agilización de la tramitación de las licencias municipales de apertura entre en el paquete.

Y el quitar los 426 euros estimulara a los más perezosos a buscar empleo o tomar iniciativas de autoempleo. A la vez, convencerá a algún emigrante en paro, que vive mejor en España con los 426 euros que en su país trabajando, a regresar a su país. En ambos casos, la medida, a la par que reduce el gasto público, ayudarña a reducir el paro.

Fomentar la actividad de las agencias de colocación y potenciar los servicios de asesoramiento público de empleo son medidas que no admiten reparos en la lucha contra el paro.

Adicionalmente, esperemos que la anunciada y esperada racionalización del Sector público y la reducción de altos cargos se lleven a cabo con prontitud y profundidad, así como las reformas pendientes de la contratación laboral y las pensiones.

Es cierto que, como dijo el Sr. Montoro en el Congreso, el plan es “insuficiente y tardío”, pero es acertado y debiera ser eficaz. Esperemos que la oposición deje de jugar al “que propones que me opongo” y apoyen las medidas del gobierno cuando son acertadas, con independencia de que sean incompletas y tardías, acelerando la puesta en marcha de las reformas necesarias y buscando acuerdos para resolver, entre todos, asuntos pendientes vitales, como una reforma del estado de las autonomías, eliminando redundancias y gastos innecesarios en aras de la eficacia del sistema, un plan energético que asuma la energía nuclear de nueva generación, es decir: segura, revisar la ley de financiación de los partidos políticos y la contención de sus gastos, junto con el establecimiento de medidas anticorrupción eficaces.

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