sábado, 14 de enero de 2012

Reflexión sobre las medidas del Gobierno

Para poder evaluar las medidas que va tomando el Gobierno para combatir la crisis económica, es preciso partir de un análisis de la situación y de las posibles salidas de la crisis que ofrece la teoría económica.

La situación de alto nivel de paro y elevada deuda en la que estamos requiere medidas que den prioridad a la atención sobre uno de los dos males respecto al otro, ya que muchas de las medidas que alivian uno de ellos contribuyen a agravar el otro.

Idealmente, se debería dar prioridad al estímulo de la economía, ya que la creación de empleo y aumento de la actividad económica mejorará la recaudación fiscal con la consiguiente reducción del déficit público.

El problema radical está en que, dado el alto volumen de deuda existente, no se puede sostener el elevado déficit anual en que venimos incurriendo, por lo que urge, por encima de todo y contra lo que sería deseable, corregir el déficit con prioridad.

El problema de la deuda constituye un círculo vicioso en el que juegan tres factores: la propia deuda, el déficit público que acrecienta la deuda y los intereses sobre la deuda que incrementan el déficit público. Por consiguiente, la batalla de la deuda hay que darla en los tres frentes simultáneamente: amortizando deuda, reduciendo el déficit y procurando reducir los tipos de interés. El objetivo es lograr pagar cada vez menos intereses que inviertan el circulo vicioso en uno virtuoso: menores intereses reducirán el déficit, contribuyendo a no incrementar tanto la deuda y terminar por ir reduciéndola cuando se genere superávit.

La mejor y más rápida medida para reducir la deuda es la de hacer liquidez mediante la privatización de empresas y la venta de activos públicos. En paralelo, habrá que conseguir que los sucesivos presupuestos del Estado puedan reservar una partida para la amortización de deuda pública, después de reducir el déficit.

La reducción del déficit se consigue aumentando los ingresos fiscales y reduciendo los gastos del Estado, siendo prioritario en ese propósito reducir progresivamente los intereses de la deuda. No queda, por tanto, mas remedio que aumentar la recaudación impositiva y recortar gastos del Estado. Mejorar la recaudación no significa necesariamente aumentar las tasas impositivas, tengamos presente la Curva de Laffer, y si significa mejorar la represión del fraude fiscal, aflorar economía sumergida, reprimir la corrupción y facilitar las relaciones con la Administración. No se deberá olvidar que, tan pronto se encuace el problema del déficit, habra que aplicar una política fiscal expansiva que estimule el empleo.

La reducción de los intereses pasa por reducir, en primer lugar, el principal de la deuda y por lograr mejores tipos de interés. La reducción de los intereses supone lograr una mejor calificación para nuestra deuda en los mercados y poder contar con mejores títulos de deuda como serían los euro bonos.

El estimulo de la economía requeriría una política fiscal expansiva que la situación de la deuda no permite, por lo que habrá que recurrir a estímulos puntuales muy creativos, que hipotequen potenciales ingresos fiscales futuros devengados por el crecimiento que se persigue conseguir, sin afectar los ingresos actuales. Por otro lado, habría que recurrir a medidas monetarias expansivas que estimulen la inversión y el gasto. El problema es que, al estar en el euro, no están estas medidas en nuestras manos, sino en las del Banco Central Europeo. Es cierto que tanto el imprimir moneda como estimular el crédito son medidas que se prestan al abuso y que hay que controlar con un ojo puesto en la inflación, pero las circunstancias en las que nos encontramos de estar por un lado alejados de la zona de pleno empleo y tener, por otro lado, una muy baja velocidad de circulación monetaria, son circunstancias muy propicias al aumento de la masa monetaria. Es cierto que Alemania tiene un paro menor y mayor riesgo de inflación si la inyección de liquidez es muy grande, aparte de su traumática experiencia inflacionista de la república de Weimar, pero son posibles inyecciones locales, como los recientes préstamos del BCE a la banca nacional. El aumento de la masa monetaria debiera tener un efecto en la cotización del euro tal que, al devaluarlo, mejoraría nuestra competitividad internacional. En ningún caso debemos salirnos del euro, pues, al estar nuestra elevada deuda denominada en euros, una vuelta a la peseta seguida de una fuerte devaluación de la misma (única razón para salir del euro) haría que nuestra deuda se multiplicase por el factor de devaluación.

Además de los convenientes estímulos monetarios, nos queda el recurso de tomar medidas expansivas de la economía y generadoras de empleo por el lado de la oferta. Para ello debiéramos ser más productivos y reducir los costes de producción. En primer lugar, no queda más remedio que hacer una reforma laboral que nos ponga al nivel de nuestros principales competidores. Habría que mejorar la tecnología, para lo que es imprescindible dar prioridad a la investigación aplicada. Habría que conseguir abaratar la energía, por lo que un Plan Nacional de la Energía es uno de los elementos de la recuperación a no desdeñar. Habría que conseguir facilidades de financiación, por lo que resolver la situación de la banca nacional resulta urgente. Y, en lo posible, habría que selectivamente bajar algunos impuestos a las empresas y, por supuesto, no subir el IVA (pues sería un encarecimiento directo de la oferta que crearía mas paro) e incluso ver la forma de bajarlo en lo que se pueda. Medidas fiscales de fomento a la creación de empleo y simplificación de los procedimientos administrativos de todo orden, con mejora en los plazos de resolución. Una amenaza a tener presente en el capítulo de la oferta es que, tan pronto se lance la recuperación mundial, se dispararán los precios de las materias primas y de la energía.

Finalmente, la crisis ha dejado claro que el sistema financiero, sin merma de su libertad y creatividad, debe estar mejor reglamentado y supervisado y que la moneda única requiere de una Unión Fiscal Europea.

En resumen, serán medidas positivas para salir de la crisis todas las que se tomen en materia de:

-Privatizar para amortizar deuda

-Incluir en los Presupuestos del Estado planes para la progresiva amortización de deuda

-Racionalizar y recortar gastos de la administración

-Mejorar la recaudación fiscal

-Inyectar liquidez en la economía y bajar intereses

-Luchar por la introducción del eurobono

-Mejorar la productividad y las aplicaciones tecnológicas

-Mejorar la financiación

-Urgente reforma laboral racional y profunda

-Fomento a la creación de empleo

-Un Plan Energético Nacional a medio y largo plazo

-Medidas para mejorar la supervisión y control de la actividad financiera

-Acelerar la Unión Fiscal Europea

-Introducir una política fiscal expansiva que cree empleo en cuanto se resuelva el problema del déficit

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